viernes, enero 22, 2010

Carta a un joven Internauta.



Sé que pasas largas horas en el computador navegando por todos los rumbos disponibles. No te envidio la adolescencia. A tu edad yo me estaba iniciando en la militancia estudiantil y me inyectaba utopía en las venas. Ya había leído todo Monteiro Lobato y me adentraba en las obras de Jorge Amado, guiado por los Capitanes de la arena.
No me atraía la televisión, y después del almuerzo me juntaba con mi pandilla en la calle, entregado a la emoción de los amoríos juveniles. O me sentaba con mis amigos en la barra de una sanguchería para hablar del cinema nuovo, de la bossa nova -porque todo era nuevo- o de las obras de Jean Paul Sartre.
Sé que Internet es una inmensa ventana al mundo y a la historia, y suelo parafrasear diciendo que Google es mi pastor y nada me ha de faltar.
Lo que me preocupa de ti es la falta de síntesis cognitiva. Al ponerte ante el computador recibes una avalancha de informaciones y de imágenes, al igual que las oleadas de lava de un volcán se precipitan sobre una aldea. Sin tener claridad acerca de lo que realmente suscita tu interés, no consigues transformar información en conocimiento ni entretenimiento en cultura. Mariposeas por interminables sitios, mientras que tu mente navega a la deriva cual barca sin remos llevada al capricho de las olas.
¿Cuánto tiempo pierdes recorriendo sitios de conversación insulsa? Sí, está bien intercambiar mensajes con los amigos; pero al menos conviene saber qué decir y qué preguntar. Es excitante perderse por los corredores virtuales de personas anónimas acostumbradas al juego del escondite. ¡Pero cuidado! Esa joven que te fascina con tanto palabrerío picante quizás no pase de ser un viejo pedófilo que, encubierto por el anonimato, se disfraza de beldad.
Desconfía de quien no tiene nada que hacer, excepto atrincherarse durante horas en la digitación compulsiva a la caza de incautos que se dejan encandilar por mensajes eróticos.
Haz buen uso de Internet. Usalo como herramienta de investigación para profundizar en tus estudios; visita los sitios que emiten cultura; conoce la biografía de personas que admiras; consulta la historia de tu época preferida; mira las increíbles imágenes del Universo captadas por el telescopio Hubble; escucha sinfonías y música pop. ¡Pero cuida tu salud! El uso prolongado del computador puede causarte lesiones en las manos por el esfuerzo repetitivo y volverte sedentario, obeso, sobre todo si, al lado del teclado, mantienes una botella de refresco y un paquete de papas fritas.
Cuida la vista, aumenta el tipo de las letras, deja que tus ojos se distraigan periódicamente en algún paisaje que no sea la simple pantalla del monitor.
Presta atención: no hay comida gratis. No te engañes con la idea de que el computador te cuesta apenas el consumo de energía eléctrica, la mensualidad del proveedor y el acceso a Internet. Lo que mantiene en funcionamiento esta máquina en la que estoy redactando este artículo es la publicidad. Fíjate que aparecen anuncios por todos los rincones. Ellos enmarcan el Google, las noticias, la Wikipedia, etc. Es la polución consumista al acecho de nuestro inconsciente.
No te dejes esclavizar por el computador. No permitas que robe tu tiempo -de descanso, para leer un buen libro (de papel, no virtual), o de convivencia con tu familia y tus amigos-. Somételo a tu ritmo de vida. Ponlo a funcionar sólo algunas horas al día. Vence el arrebato que él provoca en muchas personas. Y no te dejes engañar. Nunca la máquina será más inteligente que el ser humano. Ella contiene millones de informaciones, pero no sabe nada. Es capaz de vencer en el ajedrez, pero porque alguien semejante a ti y a mí la programó para jugar. Exhibe las mejores películas y nos permite escuchar las músicas más emocionantes, pero nunca se deleitará con el amplio menú que nos ofrece.
Si prefieres la máquina a las personas y la usas como refugio de tu aversión a la sociabilidad, te recomiendo que busques un médico; porque tu autoestima está muy baja y el computador nunca dirá que tienes que tratarte como si fuera un virus. O si tu autoestima alcanzó las nubes y crees que no existen personas a tu altura, que es mejor quedarse solo... En ambas hipótesis estás siendo canibalizado por el computador. Y poco a poco te transformarás en un ser meramente virtual. Lo que no es ninguna virtud; antes bien, es la comprobación de que ya sufres de una enfermedad grave: el síndrome del onanismo electrónico.

Autor: Frei Betto

miércoles, diciembre 16, 2009

Apocalipsis Ahora



El fin del mundo siempre me pareció algo muy
lejano. Incluso un contrasentido. ¿Habría de destruir Dios su creación?
Hoy estoy convencido de que Dios no necesita pensar en otro diluvio.
El mismo ser humano comenzó a provocarlo, a través de la degradación de la
naturaleza.
Los bienes de la Tierra se han vuelto posesión privada de empresas y
oligopolios. La causa de que 4 mil millones de seres humanos vivan por
debajo de la línea de la pobreza, y de que 1.2 mil millones padezcan
hambre, es una sola: toda esa gente ha visto impedido su acceso a la
tierra, al agua, a las semillas, a las nuevas técnicas de cultivo y a
los sistemas de comercialización de los productos.
La decisión de los Estados Unidos y China de ignorar la Conferencia de
Copenhague sobre Cambio Climático vuelve más agónico el grito de la
Tierra. Ambos países son los principales emisores de CO2 a la atmósfera.
Son los grandes acusados del calentamiento global. Al decidir boicotear
Copenhague y no firmar el compromiso de reducir sus emisiones, ellos
abrevian la agonía del planeta.
Por suerte, el 25 de noviembre el presidente Obama, bajo fuerte presión,
cambió de actitud y se desdijo de lo que habló en Beijing. Los EE.UU.,
responsable del 23 % de las emisiones mundiales de CO2, prometerá en
Copenhague reducir, hasta el año 2020, el 17 % de las emisiones de gases
de efecto invernadero; el 30 % hasta el 2025; y el 42 % hasta el 2030.
¿Por qué retrocedió? Además de la presión de los ecologistas, Obama se
dio cuenta de que quedaría mal en la foto si ignorase Copenhague y
apareciese en Oslo el 10 de diciembre -cuando se conmemora el 61º
aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos- para
recibir el premio Nobel de la Paz. Por lo cual estará la víspera en la
capital de Dinamarca.

Es curioso: todos los premios Nobel son entregados en Estocolmo, excepto
el de la Paz. Por una sencilla y cínica razón: la fortuna de la
Fundación Nobel, asentada en Suecia, es el resultado de la herencia del
inventor de la dinamita, Alfred Nobel (1833-1896), utilizada como
explosivo en las guerras. Como no tuvo hijos, Nobel destinó los ingresos
obtenidos por su patente a quien se destaque en determinadas áreas del
saber.
Hay una lógica detrás de la postura ecocida de los EE.UU. y de China.
Son dos países capitalistas. El primero sigue el capitalismo de mercado;
el segundo el capitalismo de Estado. Ambos coinciden en el objetivo
fundamental: la lucratividad, no la sustentabilidad.

El capitalismo, en cuanto sistema, no tiene solución para la crisis
ecológica. Sabe que las medidas efectivas redundarán inevitablemente en
la reducción de las ganancias, del crecimiento del PIB, de la
acumulación de riquezas.
Si viviera hoy, Marx tendría que admitir que la crisis del capitalismo
ya no procede de las contradicciones de las fuerzas productivas, sino
del proyecto tecnocientífico que beneficia casi exclusivamente a apenas
un 20 % de la población mundial. Ese proyecto se apoya en una visión de
calidad de vida que coincide con la opulencia y el lujo. Su lógica se
resume en: “consumo luego existo”. Como decía Gandhi: “La Tierra
satisface las necesidades de todos, menos la voracidad de los consumistas”.

Ejemplo de ello es la reciente crisis financiera. Ante la amenaza de
quiebra de los bancos, ¿cómo reaccionaron los gobiernos de las naciones
ricas? ¿Les facilitaron recursos a las familias morosas, para
posibilitarles mantener sus viviendas? Nada de eso. Canalizaron
verdaderas fortunas -un total de US$ 18 mil billones- hacia los bancos
responsables de la crisis. Tal era la desesperación del sector, que
Eduardo Galeano llegó a pensar en lanzar la campaña “Adopte un banquero”.
El planeta en que vivimos ya alcanzó sus límites físicos. Y no hay cómo
buscar recursos fuera de él. El objetivo es preservar lo que todavía no
ha sido totalmente destruido por el afán de ganancia humano, como las
fuentes de agua potable, y tratar de recuperar lo que sea posible
mediante la descontaminación de ríos y mares y la replantación de áreas
deforestadas.

Ecología viene del griego ‘oikos’, que significa casa, y ‘logos’,
conocimiento. Por tanto es la ciencia que estudia las condiciones de la
naturaleza y las relaciones entre todo lo que existe, pues todo lo que
existe coexiste, preexiste y subsiste. La ecología trata, pues, de las
conexiones entre los organismos vivos, como plantas y animales
(incluyendo hombres y mujeres), y su medio ambiente.
Esa visión de interdependencia entre todos los seres de la naturaleza ha
sido perdida por el capitalismo. A lo cual también ayudó una
interpretación equivocada de la Biblia: la idea de que Dios creó todo y
finalmente lo entregó a los seres humanos para que ‘dominasen’ la
Tierra. Ese dominio quedó como sinónimo de expoliación, estupro,
explotación. Los ríos fueron polucionados, los mares contaminados, el
aire que respiramos envenenado.

Ahora corremos contra el reloj del tiempo. El Apocalipsis despunta en el
horizonte y sólo hay una manera de evitarlo: pasar del paradigma de
lucratividad al de sustentabilidad.


Frei Betto es escritor, autor de la novela “Un hombre llamado Jesús”,
que lanzará la editorial Rocco en la Navidad 2009.

martes, octubre 14, 2008

Carta abierta al Che.



Querido Che:


Ya han pasado cuarenta años desde que la CIA te asesinó en la selva de Bolivia, el 8 de octubre de 1967. Tenías entonces 39 años. Pensaban tus verdugos que, al meterte balas en tu cuerpo, después de haberte capturado vivo, condenarían al olvido tu memoria. Ignoraban que, al contrario de los egoístas, los altruistas nunca mueren. Los sueños libertarios no quedan confinados en jaulas cual pájaros domesticados. La estrella de tu boina brilla más fuerte, la fuerza de tus ojos guía a generaciones por las rutas de la justicia, tu semblante sereno y firme inspira confianza a quienes combaten por la libertad. Tu espíritu trasciende las fronteras de Argentina, de Cuba y de Bolivia y, cual llama ardiente, inflama aún hoy el corazón de muchos revolucionarios.
En estos cuarenta años ha habido cambios radicales. Cayó el muro de Berlín y sepultó al socialismo europeo. Muchos de nosotros sólo ahora comprenden tu osadía al señalar, en Argel en 1962, las grietas en las murallas del Kremlin, que nos parecían tan sólidas. La historia es un río veloz que no ahorra obstáculos. El socialismo europeo trató de detener las aguas del río con el burocratismo, el autoritarismo, la incapacidad para llevar a la vida cotidiana el avance tecnológico derivado de la carrera espacial y, sobre todo, se revistió de una racionalidad economicista que no hincaba sus raíces en la educación subjetiva de los sujetos históricos: los trabajadores.
Quién sabe si la historia del socialismo no sería distinta hoy si hubieran prestado oído a tus palabras: "El Estado se equivoca a veces. Cuando sucede una de esas equivocaciones se percibe una disminución del entusiasmo colectivo debido a una reducción cuantitativa de cada uno de los elementos que lo forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes: es el momento de rectificar". Che, muchos de tus recelos se han confirmado a lo largo de estos años y han contribuido al fracaso de nuestros movimientos de liberación. No te escuchamos lo suficiente. Desde África, en 1965, le escribiste a Carlos Quijano, del periódico Marcha de Montevideo: "Déjeme decirle, aún a costa de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por sentimientos de amor. Es imposible pensar en un auténtico revolucionario sin esta cualidad".
Esta advertencia coincide con lo que el apóstol Juan, exiliado en la isla de Patmos, escribió en el Apocalipsis hace dos mil años, en nombre del Señor, a la Iglesia de Éfeso: "Conozco tu conducta, el esfuerzo y la perseverancia. Sé que no soportas a los malos. Aparecieron algunos diciendo que eran apóstoles. Tú los probaste y descubriste que no lo eran. Eran mentirosos. Ustedes han sido perseverantes. Sufrieron por causa de mi nombre y no se desanimaron. Pero hay una cosa que repruebo en ti: abandonaste el primer amor" (2, 2-4).
Algunos de nosotros, Che, abandonaron el amor a los pobres, que hoy se multiplican en la Patria Grande latinoamericana y en el mundo. Dejaron de guiarse por grandes sentimientos de amor para ser absorbidos por estériles disputas partidarias y, a veces, hacen de los amigos, enemigos, y de los verdaderos enemigos, aliados. Corroídos por la vanidad y por la disputa de espacios políticos, ya no tienen el corazón encendido por ideas de justicia. Permanecieron sordos a los clamores del pueblo, perdieron la humildad del trabajo de base y ahora cambian utopías por votos.
Cuando el amor se enfría el entusiasmo se apaga y la dedicación se retrae. La causa como pasión desaparece, como el romance entre una pareja que ya no se ama. Lo que era 'nuestro' resuena como 'mío' y las seducciones del capitalismo reblandecen los principios, cambian los valores y si todavía proseguimos en la lucha es porque la estética del poder ejerce mayor fascinación que la ética del servicio.
Tu corazón, Che, latía al ritmo de todos los pueblos oprimidos y expoliados. Peregrinaste desde Argentina a Guatemala, de Guatemala a México, de México a Cuba, de Cuba al Congo, del Congo a Bolivia. Todo el tiempo saliste de ti mismo, encendido de amor, que en tu vida se traducía en liberación. Por eso podías afirmar con autoridad que "es preciso tener una gran dosis de humanidad, de sentido de justicia y de verdad, para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Es necesario luchar todos los días para que ese amor a la humanidad viva se transforme en hechos concretos, en gestos que sirvan de ejemplo, de movilización".
Cuántas veces, Che, nuestra dosis de humanidad se ha resecado, calcinada por dogmatismos que nos hincharon de certezas y nos dejaron vacíos de sensibilidad para con los dramas de los condenados de la Tierra. Cuántas veces nuestro sentido de justicia se perdió en escolasticismos fríos que proferían sentencias implacables y proclamaban juicios infamantes. Cuántas veces nuestro sentido de verdad cristalizó en el ejercicio de autoridad, sin que correspondiésemos a los anhelos de quienes sueñan con un trozo de pan, de tierra y de alegría.
Tú nos enseñaste un día que el ser humano es el "actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad". Y que éste no es "un producto acabado. Los defectos del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que emprender un continuo trabajo para erradicarlos". Quizá nos ha faltado destacar con más énfasis los valores morales, las emulaciones subjetivas, los anhelos espirituales. Con tu agudo sentido crítico cuidaste de advertirnos que "el socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecen muchas veces de conocimientos y de la audacia intelectual necesarios para enfrentar la tarea del desarrollo del hombre nuevo por métodos distintos de los convencionales, pues los métodos convencionales sufren la influencia de la sociedad que los creó".
A pesar de tantas derrotas y errores, hemos tenido conquistas importantes a lo largo de estos cuarenta años. Los movimientos populares han irrumpido en todo el Continente. Hoy en muchos países están mejor organizados los campesinos, las mujeres, los obreros, los indios y los negros. Entre los cristianos, una parte significativa ha optado por los pobres y engendró la Teología de la Liberación. Hemos sacado considerables lecciones de las guerrillas urbanas de los años 60; de la breve gestión popular de Salvador Allende; del gobierno democrático de Maurice Bishop, en Granada, masacrado por las tropas de los Estados Unidos; de la ascensión y la caída de la Revolución Sandinista ; de la lucha del pueblo de El Salvador. En México los zapatistas de Chiapas ponen al desnudo la política neoliberal y se propaga por América Latina la primavera democrática, con los electores repudiando a las viejas oligarquías y eligiendo a aquellos que son a su imagen y semejanza: Lula, Chávez, Morales, Correa, Ortega, etc.
Falta mucho por hacer, querido Che. Pero conservamos con cariño tus herencias mayores: el espíritu internacionalista y la revolución cubana. Una y otra cosa se presentan hoy como un solo símbolo. Comandada por Fidel, la Revolución cubana resiste al bloqueo imperialista, la caída de la Unión Soviética , la carencia de petróleo, los medios de comunicación que pretenden satanizarla. Resiste con toda su riqueza de amor y de humor, salsa y merengue, defensa de la patria y valoración de la vida. Atenta a tu voz, ella desencadena un proceso de rectificación, consciente de los errores cometidos y empeñada, a pesar de las dificultades actuales, en hacer realidad el sueño de una sociedad donde la libertad de uno sea la condición de justicia del otro.
Desde donde estás, Che, bendícenos a todos nosotros los que comulgamos en tus ideales y tus esperanzas. Bendice también a los que se cansaron, se aburguesaron o hicieron de la lucha una profesión en su propio beneficio. Bendice a los que tienen vergüenza de confesarse de izquierda y de declararse socialistas. Bendice a los dirigentes políticos que, una vez destituidos de sus cargos, nunca más visitaron una favela ni apoyaron una movilización. Bendice a las mujeres que, en casa, descubrieron que sus compañeros eran lo contrario de lo que ostentaban fuera, y también a los hombres que luchan por vencer el machismo que los domina. Bendícenos a todos nosotros los que, ante tanta miseria que siega vidas humanas, sabemos que no nos queda otra vocación más que la de convertir corazones y mentes, revolucionar sociedades y continentes. Sobre todo bendícenos para que, todos los días, estemos motivados por grandes sentimientos de amor, de modo que podamos recoger el fruto del hombre y la mujer nuevos.



(Las citas del Che tienen como fuente el texto El socialismo y el hombre en Cuba, publicado en "Ernesto Che Guevara, escritos y discursos", Editorial de Ciencias Sociales, La Habana , 1977, pp 253-272).

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico conocido internacionalmente como teólogo de la liberación

lunes, agosto 25, 2008

Diez Consejos para los Militantes de Izquierda.



MANTENGA VIVA LA INDIGNACIÓN


Verifique periódicamente si usted es realmente de izquierda. Adopte el criterio de Norberto Bobbio: la derecha considera la desigualdad social tan natural como la diferencia entre el día y la noche. La izquierda lo enfrenta como una aberración que debe ser erradicada.
Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes.


LA CABEZA PIENSA DONDE LOS PIES PISAN


No se puede ser de izquierda sin “ensuciar” los zapatos allá donde el pueblo vive, lucha, sufre. Alégrate y comparte sus creencias y victorias. Teoría sin práctica es hacer el juego a la derecha.


NO SE AVERGÜENCE DE CREER EN EL SOCIALISMO.


El escándalo de la Inquisición no hizo que los cristianos abandonaran los valores y las propuestas del Evangelio. Del mismo modo, el fracaso del socialismo en el este europeo no debe inducirlo a descartar el socialismo del horizonte de la historia humana.
El capitalismo, vigente hace 200 años, fracasó para la mayoría de la población mundial. Hoy, somos 6 billones(*) de habitantes. Según el Banco Mundial, 2,8 billones sobreviven con menos de US $ 2 por día. Y 1,2 billones, con menos de US $ 1 por día. La globalización de la miseria no es mayor gracias al socialismo chino que, a pesar de sus errores, asegura alimentación, salud y educación a 1,2 billones de personas.


SEA CRÍTICO SIN PERDER LA AUTOCRÍTICA.


Muchos militantes de izquierda cambian de lado cuando comienzan a buscar piojo en cabeza de alfiler. Apartados del poder, se tornan amargos y acusan a sus compañeros(as) de errores y vacilaciones. Como dice Jesús, vemos el polvo en el ojo del otro, pero no la viga en el propio ojo. Tampoco se enganchan para mejorar las cosas. Quedan como simples espectadores y jueces y, algunos, son captados por el sistema.
La autocrítica no es sólo admitir los propios errores. Es admitir ser criticado por los(as) compañeros(as).


SEPA LA DIFERENCIA ENTRE MILITANTE Y “MILITONTO”.


“Militonto” es aquel que se jacta de estar en todo, participar en todos los eventos y movimientos, actuar en todos los frentes. Su lenguaje está lleno de explicaciones y los efectos de sus acciones son superficiales.
El militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; valora de forma determinada su área de actuación y actividades, valoriza los vínculos orgánicos y los proyectos comunitarios.


SEA RIGUROSO EN LA ÉTICA DE LA MILITANCIA.


La izquierda actúa por principios. La derecha, por intereses. Un militante de izquierda puede perder todo, la libertad, el empleo, la vida. Menos la moral. Al desmoralizarse, desmoraliza la causa que defiende y representa. Le presta un inestimable servicio a la derecha.
Hay arribistas disfrazados de militante de izquierda. Es el sujeto que se engancha apuntando, en primer lugar, a su ascenso al poder. En nombre de una causa colectiva, busca primero sus intereses personales.
El verdadero militante ­como Jesús, Gandhi, Che Guevara, ­es un servidor dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. No se siente humillado por no estar en el poder, u orgulloso al estar. Él no se confunde con la función que ocupa.


ALIMÉNTESE EN LA TRADICIÓN DE LA IZQUIERDA.


Es preciso la oración para cultivar la fe, el cariño para nutrir el amor de la pareja, “volver a las fuentes” para mantener encendida la mística de la militancia. Conozca la historia de la izquierda, lea (auto) biografías, como el “Diario del Che en Bolivia”, y romances como “La Madre”, de Gorki, o “Las uvas de la Ira”, de Steinbeck.


PREFIERA EL RIESGO DE ERRAR CON LOS POBRES A TENER LA PRETENSIÓN DE ACERTAR SIN ELLOS.


Convivir con los pobres no es fácil. Primero, hay la tendencia de idealizarlos. Después, se descubre que entre ellos existen los mismos vicios encontrados en las demás clases sociales. Ellos no son mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso, estamos al lado de ellos. Por una cuestión de justicia.
Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos.


DEFIENDA SIEMPRE AL OPRIMIDO, AUNQUE APARENTEMENTE ELLOS NO TENGAN RAZÓN.


Son tantos los sufrimientos de los pobres del mundo que no se puede esperar de ellos actitudes que tampoco aparecen en la vida de aquellos que tuvieron una educación refinada.
En todos los sectores de la sociedad hay corruptos y bandidos. La diferencia es que, en la élite, la corrupción se hace con la protección de la ley y los bandidos son defendidos por mecanismos económicos sofisticados, que permiten que un especulador lleve una nación entera a la penuria.
La vida es el don mayor de Dios. La existencia de la pobreza clama a los cielos. No espere jamás ser comprendido por quien favorece la opresión de los pobres.


HAGA DE LA ORACIÓN UN ANTÍDOTO CONTRA LA ALIENACIÓN.


Orar es dejarse cuestionar por el Espíritu de Dios. Muchas veces dejamos de rezar para no oír el llamado divino que nos exige nuestra conversión, esto es, el cambio del rumbo en la vida. Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados en una cómoda posición de jueces de quien lucha.
Orar es permitir que Dios subvierta nuestra existencia, enseñándonos a amar así como Jesús amaba, libremente.


Leonardo Boff,Teologo.

lunes, agosto 18, 2008

El fusilamiento de Cristo.



De pronto se escuchó la voz de mando de una mujer e inmediatamente el tronar de ocho disparos gatillados simultáneamente.
Era el 28 de julio del año 1936.
En el Cerro de los Ángeles, casi en el exacto centro geográfico de España y a apenas unos kilómetros de Madrid, un pelotón de milicianos del Frente Popular Republicano había consumado un fusilamiento tan sórdido como imbécil.
Fusilaron a Cristo.
Levantaron sus fusiles, apuntaron y fusilaron el monumento al Sagrado Corazón de Jesús que había sido erigido allí en 1919. Se había convertido en costumbre, también, fusilar crucifijos en conventos. Mientras, toda España estaba en llamas. Se estaban matando a mansalva. Los que no creen masacraron a los que creen y los que creen masacraron a los que no creen. Por supuesto, todos se acusan mutuamente de haber tirado la primera piedra. Por supuesto, todos le echan toda la culpa al otro. Y, por supuesto, todos afirman que la atrocidad cometida no es más que una justa represalia por la atrocidad sufrida.
Luego, el 7 de agosto, dinamitaron el monumento al Sagrado Corazón.
Sin embargo, parece que Dios no detuvo el reloj del universo. No se vengó de quienes lo habían fusilado. Al día siguiente, simplemente, permitió que volviese a salir el sol.
Cuando los deicidas vieron ese sol, quizás comprendieron que habían fracasado, después de todo.
Ya Anatoli Vasílievich Lunacharski (1875-1933), había dirigido un juicio en 1917 que el estado soviético realizó en contra de Dios, utilizando su cargo de comisario de educación. Se dice que se acusó a Dios de crímenes contra la humanidad. “El jurado le encontró culpable y procedieron a dictaminar veredicto: muerte por fusilamiento”.
Pero los deicidas siempre fracasan. Están condenados a fracasar.


..extraido de Agenda de Reflexion,Argentina.

miércoles, abril 23, 2008

Las fundamentaciones del ateìsmo.



La convivencia entre el marxismo y el cristianismo, nos enseñaron los manuales soviéticos, es una utopía peligrosa, que conduce inevitablemente al idealismo. El cristianismo sería muestra de un idealismo objetivo peligroso, por cuanto desmerece y socava el valor de la ciencia positiva frente al mundo. El idealismo objetivo, como cualquier idealismo, conduciría además a esa conclusión tan odiada por todos nosotros, pero tan afín al marxismo soviético, de que no podemos conocer el mundo y debemos conformarnos con su apariencia o su “sustancia” presente en todas las cosas, Dios, en éste caso.

La tradición marxista siempre fue, naturalmente, reacia a las interpretaciones creacionistas o al teísmo. Se declaró decididamente atea, anticlerical. Feuerbach señalaría en sus escritos preparatorios para La esencia del cristianismo que la negación de Dios es condición de la afirmación del hombre. Empero, no fue esta el argumento utilizado por nuestros teóricos marxistas, ni mucho menos por quienes transformaron el marxismo en un manual, en una fórmula, en un marxismo físico y químico. Uno de los textos fundacionales de éste marxismo materialista, Materialismo y empiriocriticismo de Lenin, señalaría explícitamente su filiación materialista científica (y por ende atea) al afirmar que “La materia es lo primario; el pensamiento, la conciencia, la sensación son producto de un alto desarrollo [Dios es una fantasía de la conciencia, la falsa conciencia]. Tal es la teoría materialista del conocimiento, adoptada espontáneamente por las Ciencias Naturales”. Engels, en su Anti-Düring fue igualmente lapidario frente a cualquier intento de explicación idealista (es decir, no materialista científica) del mundo, y por lo tanto, frente a cualquier concepción que diera respuesta al problema sobre la creación a través de Dios.

Polemizar con Lenin y Engels no sería, sin embargo, un buen intento para éste artículo. Mucho menos el querer defender el teísmo y las explicaciones cosmogónicas religiosas frente al materialismo ateo. Tanto Lenin como Engels estaban interesados en demostrar al mundo el peligro de ciertos intelectualismos aéreos, y sus libros fueron escritos, por lo mismo, en un tono polémico, sarcástico, y no más bien en la serenidad de la reflexión teórica que reclamaba en ciertas ocasiones Antonio Gramsci. Por otra parte, el papel de la Iglesia Católica y los “prejuicios religiosos” como parte del sistema integral y estructural de la dominación hegemónica de la burguesía Rusa (emparentada con el zarismo) e Inglesa, reclamaban una fundamentación concreta sobre el ateísmo, que dejara como consecuencia un desprecio total hacia clérigos, cristianos y cristos.

En el polo opuesto a la fundamentación materialista, Feuerbach intentaría demostrar la esencia atea del cristianismo al afirmar que la pretensión cristiana (de Cristo, y constatable en el nuevo testamento) de que los hombres sean como Dios, es decir buenos, generosos, piadosos etc., sería una negación de Dios. Tal pretensión es la pretensión de que el hombre sea Dios, y por lo tanto, convierte en innecesaria la existencia de Dios. La condición de la libertad del hombre sería la esclavitud de Dios y viceversa, puesto que si Dios es bueno, el hombre es lo opuesto a Dios, y si Dios es malo el hombre es superior a Dios (de acuerdo a los valores que el cristianismo asigna a un Dios) y debe “inexistirlo”. En algo similar habrá pensado Nietzsche al insinuar el asesinato de Dios por parte del hombre. ¿Qué hay de superior de esta argumentación del ateísmo frente al cientificismo que lo considera científicamente muerto?; que su derivación fundamental es el humanismo filosófico, que no necesita servirse de los límites cognoscitivos de la ciencia para reafirmarse y que (dada su reafirmación de Dios en el hombre, y por lo tanto, su reconocimiento del cristianismo) no provoca una ruptura total entre las visiones cristianas sobre la sociedad humana, y las visiones revolucionarias. Sobre éste tercer punto se asienta la teología de la liberación. Lo que para los soviéticos fue la debilidad del ateísmo de Feuerbach (su no-negación total del cristianismo, sino su negación dialéctica) para nosotros constituye su fortaleza.

Cristianismo y emancipación humana

Toda la concepción feuerbachiana sobre la religión y el ateísmo es superior, hemos dicho, a la concepción y argumentación cientificista sobre la inexistencia de Dios, por que, si mientras la última argumentación, aparentemente amurallada e impenetrable, deriva en una concepción materialista que niega al sujeto, la primera lo reafirma no como un sujeto “sujeto” a las leyes de la ciencia, sino de sus propias limitaciones humanas, y por tanto, históricamente superables.

Dios reside en la historia como Jesucristo, y como fe en la esperanza. Franz J. Hinkelammert, sociólogo marxista y cristiano, señala que “La teología de la liberación es teología concreta, teología histórica (...) su pregunta no es “¿existe Dios?” sino “¿dónde está presente” y “¿cómo actúa?”. El punto de partida de la teología de la liberación es, entonces, la pregunta por el lugar concreto e histórico en el cual Dios se revela”. Si Feuerbach retiene a Dios en el hombre, el hombre y su fe en Dios como Dios liberador se debe expresar como el carácter histórico de la existencia humana. La Teología de la Liberación podría entonces clasificarse dentro del humanismo historicista, y por lo tanto, mil veces más cercana a nuestra filosofía de la praxis que las disquisiciones “científicas” de los elegidos soviéticos.

No es, como pensaría Alan Woods, un debate filosófico con el creacionismo lo que necesitamos; necesitamos un diálogo con la experiencia creativa de los cristianos por el socialismo, de los cristianos que ocupan el enfoque sociológico del materialismo dialéctico para interpretar la correlación de fuerzas de las clases, sin necesariamente ser”marxistas”.. Y con la experiencia entendida más allá de la separación sujeto/objeto, comprendida entonces como experiencia histórica de los cristianos que se identifican como pueblo de Dios.

Engels marca el camino de ésta visión de manera enérgica cuando relata, en forma apasionada, que “actuaba (...) en el Imperio romano un peligroso partido de la subversión. Este partido minaba la religión y todos los fundamentos del Estado; negaba de plano que la voluntad del emperador fuese la suprema ley; era un partido sin patria, internacional, que se extendía por todo el territorio del Imperio (...) Este partido de la revuelta se conocía por el nombre de los cristianos”. Es preciso no sólo reclamar, por tanto, un diálogo fructífero con las tendencias revolucionarias del cristianismo, que dieron en Latinoamérica la sangre de Rafael Maroto,Camilo Torres,Manuel Perez,Oscar Romero,Antonio Llido,Joan Alsina y de tantos otros curas torturados y asesinados en Chile, Brasil, Colombia. Es preciso retornar a esta versión originaria del cristianismo como Partido de la revuelta, de la subversión y de la salvación terrena.



Como enfatizó la filosofía de Feuerbach, no es una contraposición entre teísmo y ateísmo lo que necesitamos después del advenimiento de la modernidad capitalista. Una negación radical de Dios en pos del hombre es tan benéfica como una concepción de Dios como un Dios que reside y, en palabras de Hinkelammert, se revela en la experiencia histórica del ser humano. La contraposición es, por tanto, entre los modelos filosóficos anti-humanistas, dogmáticos y autocomplacientes y los relatos humanistas, historicistas, anti-contemplativos y praxiológicos. Es la propia experiencia histórica, por otra parte, la que demuestra que puede surgir, del movimiento eclesial, del movimiento que todos los días reza, el movimiento popular, el movimiento que todos los días lucha.

La Teología de la Liberación como filosofía de la praxis

Las Comunidades Eclesiales de Base, que adoptaron la propuesta metodologica de enseñanza de Paulo Freire (conocida como Educación Popular) fueron un poderoso instrumento de concientización en el seno de los sectores semi-esclavizados de Brasil. Las reflexiones que se hacían en éstos “refugios para el pobre” a partir de la lectura del Éxodo, que relata el sufrimiento y la liberación del Pueblo de Dios en busca de la tierra prometida, llevaron a los campesinos a tomar la decisión de enfrentar a los terratenientes ocupando sus haciendas. Así, el 7 de Septiembre de 1979, ciento diez familias sin tierra llegan a la hacienda Macali y clavan una cruz y una bandera de Brasil, dando nacimiento de facto al Movimiento de campesinos Sin Tierra. La aproximación desde la Teología de la Liberación al ideario socialista revolucionario no es, como vemos, un “largo camino” desde la “concepción idealista” hasta la “concepción materialista”, sino más bien un proceso que surge por la propia carga revolucionaria del cristianismo, y que los teólogos de la liberación deberán explotar.

El marxismo, como filosofía que politiza la moral y la considera una expresión política y nunca una construcción individual, como Kant o Weber, o una sustancia divina, como el escolasticismo religioso, es una filosofía que defiende la moral como una moral histórica, una moral que está en la historia y debe expresarse en la lucha emancipatoria del sujeto revolucionario, así como en la cotidianidad que éste sujeto genera.

Desde esa perspectiva la Teología de la Liberación induce a los hombres a la praxis moral-revolucionaria. Frei Betto, sacerdote dominico y uno de los padres de la Teología de la Liberación, ha señalado en casi todos sus documentos, reinventando las metáforas tradicionales de la teología católica (infierno y paraíso) que el socialismo es cristiano por que garantiza la vida; los curas se politizan y luchan por el socialismo, porque Jesucristo fue una incomodidad política para las autoridades de su época, desarrollando una prédica en la que lo más importante es el derecho a la vida. Incluso deberán defender la violencia para luchar contra el capitalismo, expresión terrenal del infierno; “La iglesia siempre ha apoyado la violencia cuando se trata de defender sus propios intereses (...) y sigue nombrando capellanes militares en cualquier ejército burgués. Entonces ¿por qué no pueden haber capellanes militares en las guerrillas populares que surgen debido a la injusticia?”.

Una Teología de la Liberación, sobre todo profundamente latinoamericana y anti-europeísta, constituye el argumento para decir que, al fin y al cabo, los cristianos pobres y los cristianos revolucionarios, son nuestros aliados imponentes de la lucha revolucionaria en América Latina, y por lo mismo debemos repensar nuestras múltiples relaciones con el cristianismo.
1 Cabe destacar que Lenin escribe Materialismo y empiriocriticismo sin haber tomado contacto con Hegel. Lenin mismo volvería autocríticamente sobre las conclusiones que tomó en ese texto, considerado por muchos como el gran error teórico del líder bolchevique.

Claudio Aguayo.

lunes, abril 14, 2008

El Padre Nuestro en tiempos de...



...Rebeldia y Rebeliones.


Hace ya muchos siglos, en una sociedad violentada por las injusticias económicas y sociales, en un contexto de enormes desigualdades, en un tiempo de egoísmos y de falta de solidaridad, en una época de gobernantes insensibles, de autoridades religiosas despreocupadas y de grandes señores que se lavaban las manos, un humilde maestro de una zona pobre del país, enseñó a sus discípulos y discípulas una breve oración.

Comenzaba diciendo: “Padrenuestro…” y así quedó bautizada por la historia.


De alguna manera aquella oración trasciende el plano de lo meramente espiritual, proponiendo una nueva manera de entender las relaciones humanas y una nueva forma de construir relaciones económicas.

La oración invita a salir de una concepción individualista de la espiritualidad para introducir a quien la reza en una dimensión de comunidad.

El Dios al cual se invoca no es “mi” Dios sino “nuestro” Dios. Al Dios al cual se quiere llegar en oración se le reconoce el derecho a hacer “su” voluntad y no simplemente como un ejercicio de abstracción.

No se pide que esa voluntad transforme los cielos sino que sea capaz de revolucionar la tierra.

Si esa voluntad logra hacerse camino en la vida de quienes oran, el Reino, que es de Dios pero que es compartido, “viene” y no exclusivamente para mí, sino para nosotros.

Sin embargo, el elemento más distintivo de esta oración es aquel que enseña a pedir el pan. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Ese pan es el símbolo del alimento humano. Más aún, es el símbolo de la existencia humana, es el símbolo de la vida misma.

La vida está inevitablemente atada al pan, al alimento, a la materia necesaria para la subsistencia del cuerpo. Para que ese pan llegue fresco a cada mesa hay que reconocer que es el fruto de todo un proceso.

Primero es necesario aceptar la bendición de la tierra como don de Dios, luego prepararla con paciente esfuerzo, sembrar la semilla, cosecharla, entregarla al molinero, embolsar la harina, llevarla a los lugares de abastecimiento, amasar el pan, hornearlo y, finalmente, disfrutarlo en la mesa. Por eso, cuando pedimos el pan cotidiano, estamos pidiendo, además, que se preserve el trabajo cotidiano, que se preserve esa cadena de producción, de comercialización, de distribución que permite que las personas vivan en dignidad.

Dignidad que es para todos y todas. Por eso oramos: “nuestro” pan.

La vieja oración del maestro de Galilea que seguimos orando en nuestras iglesias y en nuestros hogares, tal vez puede aportar al debate sobre la situación que en estas últimas semanas mantiene ocupada y preocupada a la sociedad argentina.

La oración invita a la justa rebeldía cuando el pan falta en la mesa, cuando hay mucho pan “mío” y poco pan “nuestro”, cuando no hay equidad en el aprovechamiento de los bienes que la tierra produce.

Cuando la oran los pobres, la oración es esperanza de justicia. Y cuando la oran quienes tienen el privilegio de una mejor situación económica, la oración es un compromiso ético de hacer todo lo posible para que en ninguna vida falte lo que hace digna a la vida.

Muchas veces en estos siglos desde que fue orada por primera vez, muchas personas la han orado sin alcanzar a comprender la profundidad de las palabras de Jesús. Muchas personas no han comprendido que en la propuesta de Reino, la búsqueda de una mejor distribución del pan es una condición esencial.

La voluntad de Dios sigue sin hacerse si el pan de la dignidad por cualquier causa no llega a alguna mesa.

El Reino de Dios nunca terminará de “venirnos” si en la tierra siguen existiendo personas, sectores, gobiernos que pretendan hacer exclusivamente su voluntad, construyéndose reinos propios de privilegios.

Lo que muchos medios en Argentina en estas semanas han llamado la “rebelión” del campo, ha desnudado una vez más las tremendas mezquindades del ser humano. “Mi” gobierno en lugar de “nuestro” país, “mi” rentabilidad en lugar de “nuestro” progreso, “mi” imagen de gestión en lugar de “nuestra” credibilidad como estado, “mi” postura intransigente en lugar de “nuestra” capacidad de diálogo…

El daño que las decisiones unilaterales, los discursos encendidos de un lado y del otro, las cadenas de mensajes llenos de verdades a medias, los actos en Parque Norte o en las rutas, las invitaciones a la violencia y las amenazas cruzadas han causado al frágil entramado social argentino son tremendos.

Se ven, se palpan, se sienten. Y nos hacen mal, mucho mal. “Líbranos del mal”.

Tal vez nos haga bien recordar esta oración y orarla pensando bien lo que oramos. Porque el Padrenuestro es una oración que nos da la oportunidad de revisar posturas, de readecuar discursos, de repensar nuestra contribución al proyecto de Reino por el que Jesús fue asesinado y que contempla como elemento fundamental de la voluntad de Dios que el pan sea un bien “nuestro”.

El Padrenuestro nos permite entendernos no como islas sino como partes de un todo, nos da la oportunidad de saltar la barrera del individualismo hacia el campo del encuentro, de la hermandad, de la solidaridad, de una construcción común.

Nos permite, incluso, reconocer errores y desaciertos, pedirnos perdón y mirarnos a los ojos para afirmar que el “poder” transformador existe y que la “gloria” por la que juramos morir se revela en nuestra capacidad de hacernos parte un “reino” que dura para siempre, en el que se comparte un pan que alcanza para todos y en el que a nadie se le retiene la posibilidad de vivir en plenitud.


Gerardo Oberman, Pastor de las Iglesias Reformadas en ArgentinaMar del Plata, 31 de marzo de 2008

Internacionalizacion del Amazonas



Declaraciones de Chico Buarque

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO "CHICO" BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonía?

Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.

Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:

"Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización n de la Amazonía. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro.
Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonía, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.
Si la Amazonía, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero.
El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonía para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.

De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonía es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonía es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales. No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
También, antes que la Amazonía, me gustaría ver la internacionalización n de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer sólo a Francia.
Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.
No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada.
Por lo menos Manhhatan debería pertenecer a toda la humanidad.
De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonía, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares.
Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.
En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos
a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonía. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.
Como humanista, acepto defender la internacionalización n del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonía, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!",


Este artículo fue publicado en el NEW YORK TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los mayores diarios de EUROPA y JAPÓN.
En BRASIL y el resto de Latinoamérica, este artículo no fue publicado

domingo, febrero 03, 2008

¿A dónde estamos huyendo?




Una de las principales características del momento actual es la aceleración del tiempo.

El espacio terrestre prácticamente lo hemos conquistado todo, pero el tiempo continúa siendo el gran desafío. ¿Podremos dominarlo?

La carrera contra él se da en todas las esferas, comenzando por el deporte.

En cada olimpiada se busca superar todos los tiempos anteriores, especialmente en la clásica carrera de los cien metros.

Los automóviles deben ser cada vez más veloces, los aviones y las naves espaciales tienen que superar la velocidad de la generación anterior.

En el agronegocio se utilizan abonos químicos de crecimiento para acortar el tiempo y aumentar el lucro.

Internet funciona a altísima velocidad, y sin cables, pues, para ganar tiempo, todo se hace vía satélite. La aceleración ha alcanzado especialmente a las bolsas. Cuanto más rápidamente se transfieren capitales de un mercado a otro, teniendo en cuenta el huso horario, más se puede ganar.

Más que nunca antes, «el tiempo es oro».

Ciertamente, en todo este proceso hay un elemento liberador, pues el tiempo fue en gran parte vivenciado como una servidumbre. No podemos detenerlo.

Por otro lado produce un impacto sobre la naturaleza, que tiene sus tempos y sus ciclos.

El impacto no es menor sobre las mentes de las personas, que se sienten confundidas, particularmente las de más edad, que pierden los parámetros de orientación y de análisis de lo que está ocurriendo en el mundo y consigo mismas.

¿Vale la pena esta carrera imparable? ¿Hacia dónde estamos huyendo?

¡Y ay de aquellos que no se adaptan a los tiempos!

En el trabajo, son expulsados del mercado, pues sus habilidades quedan obsoletas.

Los que no se actualizan, pierden el ritmo del tiempo, y son considerados precozmente envejecidos, o simplemente atrasados.

Lo cual puede ocurrir incluso con países enteros, los que no incorporan los avances de la tecnociencia.

Todos están obligados a modernizarse rápidamente y a ser países emergentes.

¿A donde nos llevará esta carrera contra el tiempo?

Éste siempre nos gana, pues no podemos congelarlo. Simplemente, pasa despacio, o acelerado, como en los grandes túneles de aceleración de partículas. Pero es importante considerar que hay tiempos y tempos.

El tiempo natural de crecimiento de un árbol gigante puede demorar 50 años. El tiempo tecnológico para derribarlo con la motosierra dura sólo 5 minutos.

¿Cuánto tiempo necesitamos para crecer en madurez, en sabiduría, y para conquistar el propio corazón?

A veces una vida entera de 80 años es demasiado corta...

El tiempo interior no obedece al tiempo del reloj. Necesitamos tiempo para trabajar nuestros conflictos interiores; a veces, esos conflictos nos obligan incluso a detenernos.

...Una reflexión del maestro zen Chuang-Tzu, de hace 2.500 años, nos parece muy inspiradora. Cuenta que había una persona que quedaba tan perturbada al contemplar su sombra y tan malhumorada con sus propias huellas, que pensó que era mejor librarse de ambas cosas.

Utilizó el método de la fuga, tanto de una como de las otras.

Se levantó y se puso a correr, pero siempre que ponía su pie en la tierra aparecía la huella, y la sombra lo seguía sin la menor dificultad.

Atribuyó su error a que no estaba corriendo como debía. Entonces se puso a correr más velozmente, y sin parar... hasta que cayó muerto.

Su error, comenta el Maestro, fue no haberse dado cuenta de que sólo con pisar en un lugar sombrío, su sombra hubiera desaparecido, y que si se hubiera quedado quieto, ya no habría habido más huellas que le siguieran...

¿No es eso lo que se impone hacer hoy? ¿Hacer una parada?

...Ahí está el secreto de la felicidad y de la ansiada paz interior.


Leonardo Boff

sábado, enero 05, 2008

Responsabilidad Social de las Empresas


Toda empresa es una comunidad de personas dedicadas a la producción, administración y/o servicios... Y ninguna de ellas es una isla. Para funcionar bien, depende de una telaraña de relaciones con otras empresas, bancos, sectores del poder público y medios de comunicación.
Si los puntos de partida de una empresa son la creatividad y la inversión del empresario, el punto de llegada es el público. El equilibrio se da entre estos dos puntos.
Para el empresario, su empresa puede ser tan solo una gallina de los huevos de oro, destinada a multiplicar el patrimonio de su familia.
Para el público, la empresa es siempre vista como un servicio, sea de transporte, salud o turismo, sea de producción de naranja, calzado o material de escritorio.
Una mirada egocéntrica sobre la propia empresa, considerada tan solo como la gallina de los huevos de oro, puede inducir al empresario o al grupo empresarial a perder de vista el contexto en que se sitúa la empresa.
Esa ceguera de alguien que depende de relaciones múltiples, sin percibir la telaraña en la que se encuentra inserto, coloca a la empresa en una situación de riesgo. Sobre todo al ignorar los valores que se basan en la ética de las relaciones personales y sociales vigentes en la sociedad actual.
Es el caso del empresario que tiene dos caras: la pública, maquillada por facturas fiscales y tributos al día, y la privada, enredada en la práctica de sobornos, propinas, encubrimientos y operaciones fraudulentas.
Contenido y forma
Una empresa es la calidad de su producto o servicio, sumada a la imagen que proyecta en la opinión pública. Esa imagen es tan importante al punto que moviliza miles de millones de dólares anuales, a través de agencias de publicidad y medios de comunicación.
Una empresa que mantiene dos caras sabe que corre el serio riesgo de caer bajo y perder credibilidad. Es el caso de las empresas sorprendidas en delito flagrante por programas de TV. No hay imagen publicitaria que restaure la belleza de ese rostro manchado. Fue el caso de la farmacia de mayor prestigio en el Brasil, "El Venado de Oro", en Sao Paulo, sorprendida falsificando medicamentos.
La reciente guerra comercial entre Canadá y Brasil mostró como una información negativa y falsa -la de que la carne brasileña podría estar contaminada con el mal de "las vacas locas"- es un arma poderosa capaz de cerrar las puertas del mercado a un producto.La telaraña de relaciones de la empresa tiene su punto mayor en el contacto con el público. En otras palabras, en el mercado.
Y aquí se da una contradicción que, si no es bien comprendida, puede comprometer a la empresa.Ésta sabe que el juego competitivo del capitalismo es una batalla sin tregua.
No hay solidaridad entre empresas, ni el competidor demuestra la mínima compasión frente al fracaso ajeno.
Por otro lado, las relaciones con el poder público y los bancos no son nada fáciles. La burocracia traba los negocios, sin cabildeo no se avanza, los agentes fiscales no siempre actúan con transparencia. ?
Feliz el empresario que tiene amigos poderosos, políticos y banqueros interesados en el buen éxito de sus negocios!
El público, mientras tanto, no sabe nada de eso, excepto una minoría. Cuando bebe un refresco, conduce un auto o usa un perfume, está en busca de un producto de calidad que le ayude a su autoestima, sea en forma de salud, elegancia o rapidez en la movilización.Adquirir un producto es una necesidad, material o sicológica, aún cuando ésta parezca superflua a los ojos de terceros. Mantenerse fiel a la marca de un producto es señal de confianza en la empresa. ?
Imaginen si los consumidores de enlatados descubrieran que su marca preferida trabaja con embalajes cuyo revestimiento interno contiene un estrógeno capaz de ocasionar alteraciones en la conformación sexual de las generaciones más jóvenes! ?
O que ciertos productos agrícolas están contaminados por agrotóxicos que contienen DDT que, a su vez, provocan atrofia de los órganos sexuales de fetos machos y reducción de espermatozoides de los adolescentes!
Una empresa es el producto más su imagen. Y esa imagen es mucho más confiable cuanto más respaldada está por la transparencia en la calidad del producto. Por eso, una empresa que oculta información al consumidor, no toma en serio sus quejas, no reconoce ni corrige sus errores, va a la ruina, sobre todo en este momento histórico en que el consumidor pasa a ejercer un control activo de los productos y servicios que utiliza.
Código de ética
La red de relaciones en que se sitúa la empresa es, con todo, mucho más vasta que el arco que se extiende entre el empresario y el mercado. Una empresa no puede ignorar la coyuntura social e histórica en que se sitúa. Como una familia, ella debe poseer un código de ética.
Tales principios deben valer tanto para la vida interna de la empresa, cuanto para su inserción en el contexto social en el que actúa.
Una empresa no tiene el derecho de tratar a sus empleados como esclavos, exigiéndoles poner en riesgo su vida u horas extras excesivas y, a veces, sin remuneración adecuada.
El empresario que vampirescamente chupa todas las energías físicas, síquicas e intelectuales de sus empleados, cava su propia tumba. Es probable que los empleados se venguen por otros medios al alcance de ellos, como perjudicar la calidad del producto y la atención al público, o retirando clandestinamente de la empresa ciertos objetos.
?A quién no le gusta ser bien atendido en un puesto de gasolina o en un supermercado? Sé de un gran restaurante en Sao Paulo cuyos meseros indignados por el intenso ritmo de trabajo, tiraban en la basura restos de carne envueltos en bolsas de plástico y, más tarde, lejos de la vista del patrón, retiraban las bolsas y llevaban para su casa suculentos pedazos de filete migñon.
Y de nada sirve la nariz alzada de quien, al darse cuenta de estos hechos, juzga que las clases subalternas no son confiables. El empleado que engaña al patrón está apenas reproduciendo al patrón que engaña al fisco y a las leyes, y hasta al mismo consumidor, cuando introduce en sus productos substancias nocivas a la salud humana.
Es como el muchacho que, después de recibir una paliza, golpea al perro, que maltrata al gato.
Empresa-comunidad
Una empresa convencida de su responsabilidad social no se limita a cumplir rigurosamente con las leyes laborales. Ella avanza en la dirección de constituirse en una comunidad.
No se trata aquí de aquella concepción de reingeniería que, más allá de querer que el empleado vista la camiseta de la empresa, pretende también que se vista con la piel. Se trata de crear, dentro de la empresa, espacios y métodos de crítica y autocrítica, de modo que todos puedan tener libertad de opinar sin miedo de desagradar al patrón.
En testimonio autobiográfico, Betinho, que era hemofílico, contaba que, clandestino bajo la dictadura, al trabajar como obrero en una fábrica de vidrio en Sao Paulo, inventó un proceso ingenioso para lidiar con vasos, evitando cortarse. Hasta que el patrón se enteró. Más tarde, adoptada la invención, la producción aumentó considerablemente.
Cuando llegué a São Bernardo do Campo, en 1979, donde trabajo hasta hoy con la Pastoral Obrera, los obreros de la Volks-Wagen bromeaban: "Nunca compre un vehículo fabricado un lunes después de una derrota del Corínthians el domingo".
Con eso revelan la influencia del factor humano en la calidad del producto.Un trabajador triste o enojado con seguridad no tendrá el mismo rendimiento de aquel que labora feliz en su trabajo. Eso vale para aquellos que traen de su casa problemas terribles, angustiosos, como la grave enfermedad de un hijo, y no encuentran a nadie del área de recursos humanos dispuesto a escucharlos y ayudarlos.
?Cómo esperar un buen desempeño de las mujeres que, en la fábrica de ropas íntimas femeninas De Millus de Río, eran revisadas a la salida del trabajo como ladronas potenciales?
La crisis social
Transformar la empresa en una comunidad no consiste únicamente en oponerse a utilizar mano de obra infantil y ofrecer a los empleados buena alimentación, baños limpios, transporte adecuado y trato digno. Ni un centro vacacional, canastas básicas y brindis en los natalicios.
Es, sobre todo, insertar en el marco de la empresa el tendón de Aquiles de todo ser humano: la familia.
Hay una ley en Brasil que obliga a toda empresa, con más de cincuenta empleados, a mantener una guardería infantil. ?Quién cumple?
En uno de los colegios particulares en que estudié había un jardinero analfabeto. ?No es una absurda contradicción?
Si la empresa ofrece a la familia oportunidades de educación y recreación, de servicios salud y calificación profesional, posiblemente ella estará en camino a transformarse en comunidad.
Un mayor clima de confianza tendrá su reflejo en el buen desempeño de la empresa.
Sucede que la empresa brasileña o extranjera que opera en nuestro país está cercada por un volcán de problemas sociales prestos a reactivarse. Somos 170 millones de habitantes, de los cuales 64 millones son trabajadores y, de estos, el 8% se encuentra desempleado. Hoy, solo el 61.3% tiene puesto asignado.
El índice de 1992 era del 64%.Mientras en Europa la distancia entre los más ricos y los más pobres es de 1 a 9, en Brasil es de 1 a 30.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas, IBGE (Pnad v99), la participación del 10% más rico en la renta nacional es de 45.7%. Del 10% más pobre, 1%.
Nuestro salario mínimo es uno de los menores de América Latina, inferior al de Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile.
En Brasil, el 19.9% de la población tiene una renta familiar mensual per cápita de, al máximo, 1/2 salario mínimo; el 21.9%, hasta 1 salario mínimo; y apenas el 9.8% gana más de 5 salarios mínimos.
La pobreza que afecta a 52 millones de brasileños, sumada a la miseria de más de 35 millones, no es culpa de la indolencia de nuestro pueblo, ni del clima tropical del país o de nuestra poca inteligencia o cultura. Es culpa de una historia que insiste en mantener a Brasil como una nación periférica, dependiente e, internamente, excluyente.
Nuestros gobiernos jamás promovieron la reforma agraria, aunque el territorio tenga dimensiones continentales, con 600 millones de hectáreas cultivables.
Incluso considerando que, hoy, la zona rural abriga apenas al 20% de la población brasileña, es la agricultura la que más emplea mano de obra, cerca del 23%, muy por encima de la industria de transformación, que cayó del 28% al 12%, y un poco por encima de los servicios, con 20% de la población económicamente activa.
Basta decir que el 1% de los propietarios rurales es dueño del 44% de las tierras del país. Y según la Tv Globo, los alimentos desperdiciados entre el punto final de la cosecha y el mercado de consumo darían para abastecer a los 35 millones de brasileños más pobres.
El gobierno federal no tiene una política agrícola satisfactoria y promueve, a mi modo de ver, una política equivocada de privatizaciones, como fue el caso de las telecomunicaciones que, al igual que la compañía aérea Vasp, se deterioraron mucho. Brasil se mantiene como un rehén de las imposiciones monetarias del FMI, orientadas únicamente a satisfacer a los acreedores externos. Basta decir que el presupuesto federal del 2001, con el monto de R$ 1 billón de reales,
?reservó tan solo R$ 18 mil millones para inversión y R$ 607 mil millones para pagar el servicio de la deuda pública!
No defiendo el impago, pero concuerdo con Tancredo Neves que la deuda externa no puede ser pagada con la sangre del pueblo.
Si al menos 1/3 de esa fortuna reservada a los acreedores fuera incrementado al rubro de las inversiones, con seguridad acabaríamos con la miseria en el país y, por tanto, reduciríamos la violencia urbana.
La globalización - que prefiero calificar de "globocolonización" - exige mayor estrechamiento de relaciones comerciales entre países. Según una investigación de la periodista Vivian Osuald, publicada en O Globo (9/7/00), si un empresario brasileño importa insulina, vital para la sobrevivencia de muchos pacientes, el impuesto será del 17%, si importa perlas o diamantes, apenas 13%.
Quien importa sillas de ruedas paga 15% de impuesto; quien importa alimentos para perros y gatos, 11%. Lentes de contacto y armazones de anteojos tienen un tributo de 21%; caviar, 19%. Remedios para seres humanos, 43%; para animales, 25%.
La carga tributaria del Brasil equivale a 33% del PIB, una de las más altas del mundo, sobre todo considerando la baja calidad de los servicios que el gobierno ofrece. Vida y salud, inaccesible para quien no dispone de un plan privado. Según el Ministerio de Salud, solo el 35,5% de los trabajadores tiene un plan de salud. Del 10% más rico, el 74.2% goza de este privilegio. Del 40% más pobre, solo el 5.2% posee un plan de salud.
El papel de la empresa
Dentro de esa coyuntura, ?qué significa responsabilidad social de la empresa?
En primer lugar, comprometerse con proyectos que apunten a reducir las contradicciones sociales, como propone el Instituto Ethos y hacen la Fundación Abriq, la Fundación Roberto Marinho y tantas otras instituciones y empresas.
Hay buenos ejemplos de empresas con responsabilidad social.
Hace tiempos, fui invitado a hablar en DHL, empresa de servicios postales. Todos los empleados fueron facultados para asistir en el horario de trabajo y el vicepresidente, que me recibió, enfatizó en público la preocupación de elevar el nivel de conciencia ciudadana, mostrándose indignado con la falta de reacción de los habitantes de Sao Paulo frente a un alcalde acusado de corrupción.
Como la DHL, crece el número de empresas que invierten en la ciudadanía de sus cuadros, ampliando el nivel de cultura y de consecuencia cívica. Una de ellas es el Laboratorio Aché, en el cual estuve hace poco para hablar sobre la "Crisis de la modernidad y la espiritualidad".
Todos los empleados de la unidad de Guarulhos fueron invitados y el evento fue inaugurado por el empresario Victor Siaulys, que hizo una crítica contundente a las empresas, como Nike, que se expanden a costa de procedimientos que están lejos de servir de ejemplo para quien se rige por la ética.
Al final del año pasado, la Ford de Brasil creó la Gerencia de Responsabilidad Social, integrada por un gerente y tres asesores. Más allá de donaciones a proyectos sociales, la empresa pasó a invertir en educación y medio ambiente.
En términos concretos, la Ford apoya el programa gubernamental de la Alfabetización Solidaria (considerado aún ineficaz por entendidos); el proyecto MOVA - Movimiento de Alfabetización de Jóvenes y Adultos, monitoreado por el Sindicato de los Metalúrgicos de la ABC; el proyecto Mi Niño (Meu Guri), patrocinado por Fuerza Sindical y por el Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Paulo, y que apunta a retirar a los niños de las calles.
En el área ambiental, desde 1997 existe el Premio Ford de Conservación Ambiental y, ahora, la empresa invierte en estudios de desarrollo sustentable en áreas como Mata Atlántica, Pantanal, Cerrado y el Bosque Amazónico.
Por razones éticas, la Xerox de Brasil se retiró de Espírito Santo, en febrero de este año. En carta al gobernador del estado, denunció que fue buscada por personas que ofrecían una "intermediación onerosa" para liberar financiamientos retenidos por un valor de R$20 millones de reales y suspender pagos de impuestos que, por lo demás, la empresa ya había pagado.
Lamentablemente la Shell Brasil no tuvo igual procedimiento al comprobarse que contaminó el agua y el suelo del barrio Recanto dos Pássaros, en Paulínia. Demoró en asumir los exámenes de laboratorio y el tratamiento médico de los habitantes del barrio, sin que aún esté claro como serán las indemnizaciones de las víctimas de la contaminación ambiental.
Ejemplos positivos en el exterior son los llamados "fondos éticos" que, en Francia, mueven en el mercado financiero cerca de US$ 285 millones de dólares por año.
Son seleccionadas empresas que potencialmente traerán beneficios de alcance social, sin perjudicar personas o instituciones.
Para obtener recursos de ese fondo se exige alta rentabilidad e impecables políticas laborales y ambientales.
Brasil tal vez sea el país del mundo con mayor número de movimientos sociales.
Todos ellos, desde los que actúan junto a los sin tierra o sin techo, a los que se empeñan en temas ecológicos, necesitan de acuerdos con empresas. Eso traería beneficios para ambos lados.
Pero, para que se haga realidad, se hace necesario romper tabúes y prejuicios y dar un paso en la dirección del otro.
Una cosa es cierta: el Proyecto Brasil, de una nación justa, libre, solidaria y feliz, aún es una utopía.
Y lo que vemos a nuestro rededor exige urgentemente que nos arremanguemos para transformar el sueño en realidad.
Frei Betto.

viernes, diciembre 21, 2007

No vengas Navidad...




No vengas, Navidad,que es muy temprano todavía,las madres están temblando en el sol del mediodía y los niños en las calles vagan solos, sin comida y el campesino, aunque quiera,no puede deletrearte en las vitrinas.
No vengas, Navidad,como insulto a la pobreza,no llenes de caros licores a los ricos de la empresa,ni ufanes a sus señoras con perlas y con diamantes.


No vengas, Navidad,ten compasión, no vengas.
No queremos combinaciones de contrastes humillantes con sedas finas de china y manta vieja y zurcida,con pavos de muchas marcas y sal en una tortilla.
No vengas, Navidad,danos un tiempo todavía,recuerda que existen muchos que sufren con tu venida sacando de sus pañuelos monedas envejecidas para comprarle al mundo una parte de tu alegría.
Recuerda que somos tantos sumidos en la miseria y anhelamos saborearte con bebidas y con torrejas,con juguetes y conservas,para que nuestros hijos sientan el calor de Nochebuena en la pólvora sonora que los ricos siempre queman.
No te muestres, Navidad,en pléyades de alegres venaditos portando juguetes, campanillas y trineos por las residencias de los niños ricos;tu presencia entre los nuestros todavía no concibe que se afame en los estantes luminosos a un San Nicolás de lanas revestido y se margine de realezas al glorioso desnudo Niño Dios con frío.



No vengas, Navidad,no te entendemos todavía.



Del médico hondureño Alfonso Zúniga Alemán, de su Antología poética, 1988. Pese a haber escrito más de ciento cincuenta poesías, algunas hermosas, el autor, por razones personales, no las publica. La mencionada Antología ha sido editada por el Colegio Médico de Honduras.
El texto es gentileza del Teatro La Fragua de Honduras, fundado por el sacerdote jesuita Jack Warner, quien cree que el arte y la religión brotan de la misma fuente en el ser humano.

sábado, diciembre 01, 2007

La Dignificaciòn de la Politica.






... según Monseñor Romero

La confianza en la política, en los partidos y en las instituciones llamadas democráticas, es, por lo general, muy baja en sociedades como la nuestra. La crisis de la política suele expresarse en la ruptura que existe entre los problemas que la ciudadanía reclama resolver (pobreza, inequidad, violencia, alto costo de la vida, etc.) y la capacidad que aquélla (la política) tiene para enfrentarlos. Tan grave es esta crisis que a la mayoría de la población centroamericana (58%) no le importaría tener un gobierno no democrático, mientras éste resuelva sus problemas socio-económicos (Latinobarómetro 2004). Eso explica en buena medida varias actitudes ciudadanas entorno a la política: abstención en las elecciones, rechazo a los políticos tradicionales, concebir la política como algo "sucio", negarse a tener alguna relación con la vida política, refugiarse en sus preocupaciones privadas.

Sin embargo, es indiscutible que la política se hace presente en toda nuestra vida ("todo es político aunque lo político no lo es todo"), que los problemas sociales no pueden resolverse debidamente limitándonos al ámbito individual, que la política puede cumplir una función en beneficio de la sociedad considerada como un todo. ¿Qué debe hacerse para que la política retome las aspiraciones ciudadanas más urgentes e importantes? ¿Es posible cambiar el sentido de la política vigente? ¿Cómo recuperar la ética en la política? En Monseñor Romero encontramos una práctica que bien puede ayudarnos a encontrar el camino de la dignificación de la política. Él dignificó la política comunicando verdad, luchando por la justicia, promoviendo el bien común, defendiendo los derechos humanos de los pobres. Él fue coherente con esos valores hasta la muerte. Y lo hizo no por hacer carrera política, sino como un servicio, como una vocación motivada por el sufrimiento que desencadenaba la represión y la injusticia social sobre las mayorías del país.

La política de la lucha por el bien común

Digamos, de entrada, que el poder político existe en función de una sociedad y no por sí mismo. Su fuente es la sociedad, pero la sociedad considerada en su totalidad, no en función de una de sus partes y menos, si esa parte es minoritaria, hegemónica y excluyente. Cuando el poder se usa para potenciar el poder de todos, tenemos un poder que sirve a la sociedad en lugar de servirse de la sociedad. A esto llamó Monseñor Romero la "gran política".

Esta es la gran política de la Iglesia: el bien común. Y tiene el derecho, por su función moral en el mundo, de denunciar los abusos de la política y de decir al poderoso que no es Dios, que si algo tiene para mandar es porque Dios le ha permitido y, por tanto, tiene que medir sus leyes, sus actuaciones, conforme a la ley del Señor. Pero que ningún poderoso, como los primeros cristianos lo decían a sus césares, a sus emperadores: no era lícito quemar incienso ante ellos porque no eran dioses; y que, entonces, era obligación del cristiano, del predicador, del sacerdote, obedecer a Dios antes que a los hombres y no dejarse encadenar por condiciones que le ponga la autoridad civil... (Homilía 31 de julio de 1977)

El criterio de legitimidad, entonces, es la salvaguarda del bien común como condición para garantizar el bien de cada uno. El bien común o interés general es aquel conjunto de bienes que van, desde los recursos naturales (derecho al agua, al aire puro, a las reservas ecológicas), pasando por los estrictamente socio-económicos (trabajo, alimentación, salud, educación), hasta llegar a los de carácter ético político (justicia, verdad, libertad). Estos bienes - necesarios para posibilitar una vida digna - tienen que ser accesibles al mayor número de personas (naturaleza común del bien) y tienen que contar con una serie de estructuras e instituciones que posibiliten su efectiva distribución (justicia estructural del bien)

Asimismo, el bien común es una limitación del poder, que no ha usarse para la arbitrariedad ni para proteger los intereses de quienes se han apropiado injustamente de lo que corresponde al conjunto de la sociedad. Monseñor Romero lo formulaba con estas palabras:

Hacer lo que Dios quiere es convertirse, hacer mi capricho es pervertirme. ¿Qué quiere Dios con el poder político, por ejemplo, en un país? Quiere que esas fuerzas unan moralmente, por una ley sana, las voluntades de todos los ciudadanos al bien común; pero Dios no quiere que se use el poder para atropellar, para golpear hombres, para golpear ciudades, pueblos. Eso es perversión. ¿Qué quiere Dios del capital? (...) Que se convierta, quiere decir que sepa darle a las cosas creadas por Dios, el destino que Dios le dio a las cosas, que son siempre de Dios, el bienestar de todos, el compartir con todos la felicidad (Homilía 21 de agosto de 1977)

La política de la lucha contra el mal común

El Informe sobre Desarrollo Humano 2005 del PNUD, sostiene que en medio de una economía mundial cada vez más próspera, la pobreza y la desigualdad siguen siendo un mal social que flagela a la comunidad humana, especialmente, en los países pobres. Más de 1000 millones de personas malviven en condiciones de extrema pobreza, más de 10 millones de niños no logran llegar a los cinco años de edad. La brecha en la esperanza de vida es una de las desigualdades más fundamentales. Según el Informe, hoy, alguien que vive en Zambia tiene menos probabilidades de llegar a los 30 años que un individuo que nacía en Inglaterra en 1840.

La tendencia de la desigualdad del ingreso mundial es también obscena: el ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 426 millones más pobres. Los 2,500 millones de personas que viven con menos de dos dólares al día (el 40% de la población mundial), obtiene sólo el 5% por ciento del ingreso mundial. El 10% más rico, casi todos ellos habitantes de los países de ingresos altos, consigue el 54%. En una palabra, la pobreza y la desigualdad son un mal común. Mal común porque afecta a la mayor parte de las personas que habitan el planeta. Mal común porque cuenta con estructuras políticas, mediáticas y económicas que le dan no solo capacidad de propagarse, sino de institucionalizarse en la mayor parte del mundo. Monseñor Romero, siguiendo la doctrina de la Iglesia en su más auténtica y vigente interpretación la llamó "violencia institucionalizada":

En Medellín, se describió la situación de Latinoamérica y se llegó a decir esta palabra que a muchos escandaliza: en América Latina hay una situación de injusticia. Hay una ‘violencia institucionalizada’. No son palabras marxistas, son palabras católicas, son palabras de Evangelio; porque dondequiera que hay una potencia que oprime a los débiles y no los dejar vivir justamente sus derechos, su dignidad humana, allí hay situación de injusticia. Y dice Medellín esta frase lapidaria: si el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, los pueblos que viven en subdesarrollo son una provocación continua de violencia (Homilía 3 de julio de 1977)

La política del bien común - que va más allá de ser una abstracción teórica - pasa por combatir el mal común histórico y por defender a las víctimas de ese mal. Pasa también por desenmascarar las visiones políticas y/o religiosas que pretenden vendernos como un bien (con carácter absoluto) lo que no es más que un desorden injusto productor de víctimas. Así lo denunciaba Monseñor Romero:

¡Ay de los poderosos cuando no tienen en cuenta el poder de Dios, el único poderoso, cuando se trata de torturar, de matar, de masacrar para que se subyuguen los hombres al poder! ¡Qué tremenda idolatría que le están ofreciendo al dios poder! ¡Tantas vidas, tanta sangre que Dios, el verdadero Dios, el autor de la vida de los hombres, se le va a cobrar bien caro a esos idólatras del poder (Homilía 24 de febrero de 1980)

La política del respeto a la dignidad humana

La política pragmática afirma que todo tiene un precio: el candidato, el diputado, el partido, el voto, el proyecto de ley o la ley, las promesas electorales, el conocimiento, la voluntad, etc. Por este camino hemos llegado al divorcio de la ética con la política y, consecuentemente, a considerar la política como un fin y las personas (ciudadanos) como medios. Sin embargo, la ética de la responsabilidad con respecto a los derechos humanos, el medio ambiente y las generaciones futuras, plantea que el objetivo y criterio que ha de orientar nuestras decisiones políticas, económicas, sociales, etc., es la dignidad humana. Todo ser humano ha de ser tratado humanamente, porque posee una dignidad inviolable. Absolutamente valiosas (fin) sólo son las personas; la política, la economía, el capital, los medios de comunicación, la técnica, la ciencia, etc., sí son medios. Y éstos han de ser valorados en la medida en que sirvan al desarrollo humano. Esta es la visión, precisamente, que encontramos en Monseñor Romero.

A la Iglesia no le interesan los intereses políticos o económicos, sino en cuanto tienen relación con el hombre, para hacerlo más hombre y para no hacerlo idólatra del dinero, idólatra del poder, o desde el poder, hacerlos opresores, o desde el dinero, hacer marginados. Lo que interesa a la Iglesia es que estos bienes que Dios ha puesto en las manos de los hombres - la política, la materia, el dinero, los bienes - sirvan para que el hombre realice su vocación de hijo de Dios, de imagen del Señor (Homilía 17 de julio de 1977)

La Iglesia no puede dejar de promover al hombre, para decirle: ‘No te duermas, eres hijo de Dios, trabaja tu dignidad, sé artífice de tu propio destino, trabaja en tu propio bien común’. La Iglesia no puede dejar, no puede renunciar a esta misión de promoción que el Evangelio mismo le obliga a predicar. Y los colegios católicos y los centros de juventudes, todo aquello donde la Iglesia tiene que decir su palabra, tiene que promover y tiene que despertar la verdadera conciencia del hombre que ha estado muy marginado y que ha sido cómplice del pecado social (Homilía 24 de julio de 1977)

La política de la defensa de los derechos humanos

La paz es fruto de la justicia y la justicia tiene que ver con el ejercicio efectivo de los derechos humanos. Por eso, para una recta política los derechos humanos - en sus diferentes generaciones - son una cuestión de vida o muerte: luchar por los derechos humanos es luchar por la vida y combatir la muerte. Violar los derechos humanos es promover la muerte y combatir la vida. De ahí la necesidad histórica y ética de asumir este conjunto de derechos como rectores de la conducta pública. De ahí también la necesidad de reclamarlos y exigir al máximo su cumplimiento. Este fue, en gran medida, una de las prioridades del ministerio de Monseñor Romero.

(La) paz es el producto del orden querido por Dios, pero que los hombres tienen que conquistar como un gran bien en medio de la sociedad: (hay paz) cuando no hay represiones, cuando no hay segregaciones, cuando todos los hombres pueden disfrutar sus derechos legítimos, cuando hay libertad, cuando no hay miedo, cuando no hay pueblos sofocados por las armas, cuando no hay calabozos donde gimen pidiendo su libertad tantos hijos de Dios, donde no hay torturas, donde no hay atropellos a los derechos humanos (Homilía 3 de julio de 1977)

La Iglesia está empeñada hoy (...) de cómo no se puede separar la promoción humana, el cuidado de los cuerpos, de los derechos humanos de la tierra, de esta obra de evangelización de la Iglesia; de tal manera que no hay por qué poner una dicotomía entre los derechos de Dios y los derechos del hombre, como si el que habla de los derechos Dios se olvidara de los derechos del hombre o viceversa. Cuando hablamos de los derechos del hombre, estamos pensando en el hombre imagen de Dios, estamos defendiendo a Dios (...) Esto quiere decir la frase de Pablo VI: ‘La promoción de todo el hombre’, alma y cuerpo, corazón e inteligencia, relaciones sociales; que sintamos la igualdad que Dios ha querido de todos sus hijos; que organicemos un mundo más conforme a esta promoción integral de todo hombre; que todo hombre sienta la capacidad de desarrollar toda su capacidad, de salir de la enfermedad, de encontrar hospitales donde curarse, de encontrar escuelas para todos los niños, que no se queden analfabetas, de promover, pues, en todos los sentidos el desarrollo humano integral de todo el hombre (Homilía 9 de octubre de 1977)

La política que escucha el clamor de los pobres

La nota dominante del mundo actual es el descuido, la indiferencia y el abandono con el destino de los pobres. Jon Sobrino describe a los pobres como los carentes y oprimidos, en lo que toca a lo básico de la vida material; los que no tienen palabra ni libertad, es decir, a los que se les ha negado su dignidad; los que no tienen nombre ni fecha en el calendario, es decir, a los que se les niega existencia. En una palabra, la mayoría de seres humanos para quienes el hecho de vivir es una carga muy pesada.

Ignacio Ellacuría planteaba que la recta política, al asumir el clamor de los pobres, está en mejores condiciones para ver la verdad de la realidad y para orientar los cambios que requiere esa realidad. Los pobres nos hacen conocer mejor lo que somos: un mundo injusto e inhumano porque excluye y margina a las mayorías. Según Monseñor Romero, lo inhumano se exacerba cuando se es sordo a ese clamor o, peor aún, cuando se reprime.

El clamor que clama justicia era el clamor del pueblo en Egipto y la Biblia dice: ‘El clamor del pueblo ha llegado hasta mis oídos’. Dios escucha cuando el pueblo clama por más justicia, por más caridad, por más orden, más fraternidad. Y no es, pues, de reprimir todo clamor, sino discernirlo. Los clamores que no merecen ser escuchados sí reprímanse. Son las voces del crimen, de los secuestros, de las infinitas cosas que se han quedado sin castigo. Esas sí, reprímanse donde quieran que se encuentren, aunque sea en el ejército. Los abusos tienen que ser castigados. Por eso, invoco la justicia de nuestra patria para discernir y no para simplemente reprimir sin distinciones. Y lo que es justo, óigase. Óigase el clamor justo que puede ser respondido con justicia, principalmente por quienes tienen en su manos el poder de la política y del dinero (Homilía 20 de noviembre de 1977)

Pero la realidad de los pobres también nos indica cómo y hacia dónde debe encaminarse la política y la economía para que la vida social tenga viabilidad con dignidad, estabilidad con equidad y sostenibilidad con austeridad. Ellacuría hablaba de la civilización de la pobreza, una civilización que supere los males de la civilización de la riqueza. Monseñor Romero habló de la civilización del amor, cuya concreción histórica debe ser la justicia para el pobre.

La civilización del amor no es un sentimentalismo, es la justicia y la verdad. Una civilización del amor que no exigiera la justicia a los hombres, no sería verdadera civilización, no marcaría las verdaderas relaciones de los hombres. Por eso, es una caricatura de amor cuando se quiere apañar con limosnas lo que ya se debe por justicia; apañar con apariencias de beneficencia cuando se está fallando en la justicia social (Homilía 12 de abril de 1979)


La política de la participación ciudadana

La consecución del bien común y la erradicación del mal común (objetivos de la recta política) dependen, en gran medida, de la participación ciudadana. Pero ésta para que sea cualificada y tenga real incidencia en el cambio social, requiere la existencia de ciudadanos y ciudadanas críticos, creativos y cuidadores.

Críticos frente a la realidad política vigente que se acredita como democrática y que termina reduciendo la participación ciudadana al ejercicio del voto o de la libre expresión (aunque se vote pero no se elija y aunque no todos tengan igual acceso a los medios de comunicación). Según Monseñor Romero, la necesidad de la actitud crítica viene dada porque hay mucha mentira y poca verdad en la realidad política.

Que se capacite a los niños y a los jóvenes a analizar la realidad de su país. Que los prepare par ser agentes de transformaciones, en vez de alienarlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que los hacen desconocer la realidad. Así hay muchos técnicos, muchos sabios, muchos profesionales que saben su ciencia, su profesión, pero que son como ángeles, desencarnados de la realidad en que actúan su profesión. Lo primero que debe buscar una educación es encarnar al hombre en la realidad, saberla analizar, ser críticos de su realidad. Una educación que sea educación para una participación política, democrática, consciente. Esto, ¡cuánto bien haría!

(Homilía 30 de abril de 1978)

Hay que ser creativos para poner límites a las desviaciones y perversiones del poder y para cultivar relaciones de poder participativo, solidario y ético: participación ciudadana en la elaboración de presupuestos municipales, en la actividad de la asamblea legislativa, en la defensa del medio ambiente, en la defensa del consumidor, en la democratización del los partidos políticos, etc. Poner a producir la creatividad a favor de la justicia, era uno de los desafíos que proponía Monseñor Romero a los ciudadanos y ciudadanas que se mantenían al margen del proceso político.

Hago un llamado al sector no organizado que hasta ahora se ha mantenido al margen de los acontecimientos políticos, pero que está padeciendo sus consecuencias, para que como recomienda Medellín, actúen a favor de la justicia con los medios que disponen y no sigan pasivos por temor a los sacrificios y a los riesgos personales que implica toda acción audaz y verdaderamente eficaz. De lo contrario, serían también responsables de la injusticia y sus funestas consecuencias (Homilía 20 de enero de 1980)


Debemos ser cuidadores de los comportamientos políticos que tienen que ver con el respeto al bien común: el ejercicio del poder-servicio como instrumento de las transformaciones sociales, el control social de las instancias públicas, la regulación del interés privado en lo que éste tiene de amenaza para el interés general, generación de espacios para los movimientos sociales en pro de la justicia global (que no haya lugar para lo superfluo mientras millones de seres humanos no satisfacen sus necesidades primarias). La necesidad de que haya ciudadanía plena responde a uno de elementos básicos de la democracia radical, esto es, que "política" no es sólo (ni es siempre) lo que hacen los políticos, sino lo que hacen las ciudadanas y ciudadanos y sus organizaciones cuando se ocupan de que la cosa pública, sea lo que debe ser: lugar de justicia, de equidad y de integridad ética. Monseñor Romero planteaba la urgencia de este tipo de ciudadanía en los siguientes términos:

Cada uno de nosotros tiene que ser un devoto enardecido de la justicia, de los derechos humanos, de la libertad, de la igualdad, pero mirándolos a la luz de la fe. No hacer el bien por filantropía. Hay muchas agrupaciones que hacen el bien, pero para salir en el periódico, para que se ponga una placa de un gran bienhechor. Hay muchos que hacen el bien buscando aplausos en la tierra. Lo que busca la Iglesia es llamar a todos a la justicia y al amor fraterno, es el bien de la persona que hace el bien, porque se hace más bien el benefactor que el beneficiado. ‘Entonces clamarás al Señor y te responderá; gritarás y te dirá: Aquí estoy’. ¿Qué más queremos hermanos? (Homilía 5 de febrero de 1978)

La política como servicio humanizador versus la política como opresión deshumanizadora

Hay una fábula bíblica que distingue muy bien entre quien prefiere servir para que haya vida , aunque no tenga poder, y quien busca el poder para oprimir o depredar la vida de otros (corrupción del poder). La historieta la encontramos en el libro de los Jueces (9,6-15): "En aquellos días, los de Siquén y todos los de El Terraplén se reunieron para proclamar rey a Abimalec, junto a la encina de Siquén. En cuanto se enteró Yotán, fue y, en pie sobre la cumbre del monte Garizín, les gritó a voz en cuello: ‘¡Oídme, vecinos de Siquén, así Dios os escuche! Una vez fueron los árboles a elegirse rey, y dijeron al olivo: Sé nuestro rey. Pero dijo el olivo: ¿Y voy a dejar mi aceite, con el que engordan dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? Entonces dijeron a la higuera: Ven a ser nuestro rey. Pero dijo la higuera: ¿Y voy a dejar mi dulce fruto sabroso, para ir a mecerme sobre los árboles? Entonces dijeron a la vid: Ven a ser nuestro rey. Pero dijo la vid: ¿Y voy a dejar mi mosto, que alegra a dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? Entonces dijeron a la zarza: Ven a ser nuestro rey. Y les dijo la zarza: Si de veras queréis ungirme rey vuestro, venid a cobijaros bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano"

Un comentario bíblico sobre este texto, sostiene que los tres árboles o arbustos mencionados, son los más comunes y estimados en Palestina. El aceite se usa para honrar a Dios en los sacrificios (Lv 6,14) y para honrar a los huéspedes (Sal 23,5). La higuera es estimada por la dulzura de su fruto y el vino no sólo alegra el corazón del hombre, sino también se ofrecía en sacrificio a Dios (Lv 23,13). La zarza - agrega el comentario - es la más insignificante, la más inútil y la más molesta de todos los arbustos. Su invitación a cobijarse bajo su sombra es una fanfarronada ridícula. Pero cuando, en el colmo de la arrogancia, amenaza con que salga fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano, su amenaza es real: un fuego prendido en una mísera zarza puede provocar un incendio que abrase un bosque de cedros (el poder para destruir)

Ahora bien, asumiendo la lección de esta fábula - quien más ambiciona el poder no es el que más quiere servir, sino el que quiere imponer sus intereses particulares (partidarios) sobre los intereses generales - , debemos decir que si queremos contrarrestar este modo de hacer política (política prepotente y excluyente), eso implicará la puesta en práctica de lo que algunos han llamado la debida repolitización, es decir: el ejercicio de la política como servicio y recobrar - entre la ciudadanía - el protagonismo en las decisiones que construyen la vida social (encargarse de la realidad política, transformándola). Monseñor Romero formulaba esta necesidad de la siguiente manera:

Hermanos, en nombre de Cristo, ayuden a esclarecer la realidad, busquen soluciones, no evadan su vocación de dirigentes. Sepan que lo que han recibido de Dios, no es para esconderlo en la comodidad de una familia, de un bienestar. Hoy la patria necesita sobre todo la inteligencia de ustedes. A los partidos políticos, a las organizaciones gremiales, cooperativas o populares, el Señor (...) les quiere inspirar la mística de su divina Transfiguración, para transfigurar también, desde la fuerza organizada, no con métodos o místicas ineficaces de violencia, sino con verdadera, auténtica liberación (Homilía 6 de agosto de 1978)

Urge que las organizaciones populares vayan madurando para que cumplan su misión de llegar a ser intérprete de la voluntad del pueblo. La alta dignidad de nuestro pueblo merece que no se tergiverse su sufrimiento, su opresión... (Homilía 24 de febrero de 1980)

Carlos Ayala Ramírez